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El diseño centrado en el usuario o UCD (de sus siglas en inglés User Centered Design) es una de las metodologías con mayor reputación para el diseño y el desarrollo de productos y servicios con altas condiciones de usabilidad y satisfacción por parte del usuario.
El diseño centrado en el usuario, como su nombre indica, hace hincapié en la importancia de realizar el diseño de un producto o una interfaz centrado en las necesidades de los usuarios finales teniendo en cuenta sus habilidades cognitivas, la capacidades memorísticas, etc.
Esta metodología es ampliamente utilizada en todo tipo de empresas del sector del diseño web y en empresas de marketing para la creación y el lanzamiento de productos o servicios.
El diseño centrado en el usuario se basa normalmente en 3 principios básicos:
Aunque existen variaciones en las metodologías que se basan en el UCD, suelen disponer de tres etapas muy diferenciadas: Análisis, Diseño y Evaluación. Estas etapas se pueden integrar perfectamente en sistemas organizativos de tipo cascada o en entornos ágiles, por ejemplo con la metodología Scrum. Veamos en detalle cada una de las etapas que forman parte del Diseño centrado en el usuario.
Consiste en analizar las tareas que realiza el usuario potencial, conocer su entorno de trabajo, estudiar otros sistemas que utiliza, etc. De esta forma, comprendiendo lo que los usuarios quieren hacer con el sistema, se podrá llevar a cabo un diseño real y eficaz de la interfaz de usuario. Para desarrollar esta comprensión, el diseñador puede utilizar técnicas como el análisis de tareas, estudios etnográficos, entrevistas de usuarios y observaciones.
El diseño y desarrollo de la interfaz de usuario suele comenzar con la creación de bocetos o sketches realizados en papel o en pizarra. Conforme se va incrementando la fiabilidad del producto se perfecciona el diseño y se desarrollan prototipos cada vez más sofisticados que se ponen a disposición de los usuarios para realizar pruebas. Algunos ejemplos de prototipos se pueden ver en la siguiente figura.
En esta fase se evalúa la forma en la que se utiliza una interfaz y se verifica que cumple los requerimientos del usuario. Algunas de las técnicas que nos ayudan a evaluar el diseño de las interfaces son las siguientes: